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Siendo muy joven, debe dejar sus estudios, a sus amigos, a sus padres,
su país, su vida, para acompañar a su hermana de menor edad a tratarse de
cáncer en unos de los Centros Oncológicos más importantes del mundo en Houston.
Luego de un corto tratamiento sufre la pérdida de su amada hermana.
Con deudas y muchas complicaciones, no tiene más remedio de quedarse a
vivir en los Estados Unidos, por lo que en su estadía ayuda a personas de
diversos países que viajan a Houston a tratarse de esa terrible enfermedad.
Con el tiempo ve como algunas de ellas vuelven a sus hogares con
mejoría, pero en su mayoría sufren el mismo destino que su hermana.
Posteriormente, al conocer el amor de su vida, un elegante catalán en
una fiesta en Buenos Aires, nuevamente la vida le remata con un duro golpe su
alma, sufre la pérdida de su amado por la misma enfermedad que la viera
alejarse de su país.
Con tantos golpes reiterados que había sufrido en su corta edad y
adicionado al descreimiento de su Iglesia Católica que la viera formarse desde
muy pequeña, por los errores de muchos de sus clérigos, en cuanto a pederastia,
violación al celibato, escándalos económicos y otros tantos denunciados en los
medios de comunicación, sufre el desasosiego que significa la pérdida
paulatina de la Fe en Dios.
En su búsqueda de recuperar su ansiada paz espiritual, la lleva a
indagar por la Internet, a dialogar con un pastor de la Iglesia Protestante,
con un cura de su Fe Católica, pero nada de ello la acerca a ese bienestar y
serenidad que alguna vez supo tener.
Odio, resentimiento, dolor, desarraigo, soledad, vacío existencial y
hasta el cuestionamiento irreverente que significa poner en duda la existencia
de Dios, la lleva como último recurso posible, intentar reencontrarse con su
Fe, con el Creador, aspirar a dialogar directamente mano a mano con Dios, para
que le pueda ayudar en ese doloroso camino.
El lugar elegido para llevar a cabo su último intento, será la Catedral
de Sal al norte de Bogotá, donde en las profundidades de un Domo salino, se
erige majestuosa la Primera Maravilla de Colombia y unas de los logros
arquitectónicos y artísticos más imponente del mundo cuya misión es la de
honrar la Fe en Dios.
Samilena, y sus lágrimas de Sal... es una apasionante historia de amor, de pasión, de alegría, de encuentros, y también de desencuentros, de sufrimientos, pero sobre todo es una búsqueda inigualable de la Fe en Dios...
Horacio Marcelo Canteros © 2013.